21 agosto 2010

El hombre más aislado del mundo

El hombre más aislado del mundo pasará esta noche en una cabaña de techo de hojas de palma en el Amazonas brasileño. Como siempre, los insectos plagarán el aire. Los monos araña patrullarán las copas de los árboles. Los cerdos salvajes buscarán comida en los arbustos. Y el hombre será una una pieza anónima más en el paisaje, camuflado hasta el punto de casi ser invisible.

Esa descripción se basa en unas cuantas presunciones, obviamente, pero éstas son relativamente seguras. El aislamiento del hombre está tan bien establecido – y es tan increíblemente extremo – que retratarle aguantando silenciosamente otro momento de pura soledad es una garantía práctica de exactitud periodística.




Es indio, y los funcionarios brasileños han concluido que es el último superviviente de una tribu con la que no se ha contactado. Supieron de su existencia hace quince años, y durante una década han mandado numerosas expediciones para encontrarle, para asegurarse de que está a salvo, y para intentar establecer un contacto pacífico con él. En 2007, con los ranchos y las compañías madereras rodeándolo rápidamente, los funcionarios del gobierno declararon un área de 31 millas cuadradas a su alrededor, en la que está prohibido el paso y el desarrollo.

Es una zona segura. Él está aún ahí. Solo.

La historia ofrece pocos ejemplos de gente que puedan rivalizar con su soledad en términos de duración y grado. El que más se acerca es el de la “mujer solitaria de San Nicolás”, una mujer india vista por primera vez por un cazador de nutrias en 1853, completamente sola en una isla cerca de la costa californiana. Los sacerdotes católicos que mandaron un barco para recogerla determinaron que había estado sola durante 18 años, la última superviviente de su tribu. Pero los detalles de su supervivencia nunca fueron sacados a la luz. Murió pocas semanas después de ser rescatada.

Ciertamente, otros hombres y mujeres salvajes han sucumbido sin ser observados a lo largo de la historia, con el mundo sin darse cuenta de su muerte. Pero lo que hace que el hombre de Brasil sea único, no es meramente el largo tiempo de soledad, o el hecho de que el gobierno sepa de su existencia. Es la manera en que el gobierno ha respondido.

Las sociedades avanzadas, de forma casi invariable, han asimilado y subyugado a todas las poblaciones indígenas que han encontrado, determinando sus destinos por ellos. Pero Brasil está en el medio de un experimento. Si se establece un contacto pacífico con el solitario indio, quieren que sea su elección. Lo han llamado “política de no contacto”. Tras años de intentos – a menudo trágicos – de asimilar en la vida moderna a la gente que habita los pocos lugares salvajes del planeta, esta decisión es un paso en otra dirección totalmente diferente. El caso del indio solitario es la prueba más desafiante.



Unos cuantos brasileños oyeron por primera vez acerca del indio solitario en 1996, cuando leñadores en el estado occidental de Rondonia empezaron a extender un rumor: había un hombre salvaje en el bosque, y parecía estar solo. Agentes del gobierno especializados en tribus aisladas encontraron pronto una de sus cabañas – un pequeño refugio hecho de hojas de palma, con un misterioso hoyo en el centro del suelo. Mientras seguían buscando al que construyó la cabaña, descubrieron que el hombre estaba huyendo, moviéndose de cabaña a cabaña, abandonándolas tan pronto como los leñadores o los agentes se acercaban. Ninguna otra tribu de la región vivía como él, cavando hoyos dentro de las cabañas – de casi dos metros de profundidad, rectangulares, sin ningún uso aparente. No parecía ser un exiliado de alguna tribu.

Al final, los agentes encontraron al hombre. Estaba sin vestir, aparentando unos treinta y pocos años (ahora estará en los cuarenta y muchos, año más, año menos) y siempre armado con arco y flechas. Los encuentros siempre terminaban de la misma manera: enfrentamientos tensos, terminando en frustración o tragedia. En una ocasión, el indio entregó un mensaje claro a un agente que había empujado los intentos de contacto demasiado lejos: una flecha al pecho.

El contacto pacífico era difícil, pero esos encuentros ayudaron a los agentes a montar el perfil de un hombre con un pasado calamitoso. En un claro de una jungla encontraron las ruinas derribadas de varias cabañas, con todas ellas teniendo el mismo tipo de agujero – 14 en total – que el indio cavaba en las suyas. Concluyeron que había sido el emplazamiento de su aldea, y que había sido destruido por colonos ambiciosos en 1996.

Este tipo de choques no son nuevos: la constitución brasileña de 1998 daba a los indios el derecho legal a poseer las tierras que habían ocupado tradicionalmente, lo que creó un incentivo poderoso para que los colonos intentaran echar a las tribus de cualquier terreno susceptible de construir en él. Meses antes de que los agentes empezaran a seguir la huella del indio solitario, hicieron contacto pacífico con otras dos tribus que vivían en la misma región. Una tribu, los Akuntsu, habían sido reducidos sólo a seis miembros. El resto de la tribu, explicó el jefe, había sido asesinada por hombres con armas de fuego y sierras mecánicas.

Si vas a Rondonia hoy, ninguno de los terratenientes afirmará tener conocimiento de esas masacres anecdóticas. Pero la mayoría no tiene miedo de declamar en voz alta su desdén hacia la creación de reservas para tribus tan pequeñas. Dicen que es absurdo salvar 31 millas cuadradas de tierra por el beneficio de un solo hombre, cuando un rancho productivo daría comida para miles.

Ese argumento cae fácilmente, en parte porque miles de millas de bosque ya talado a través del Amazonas siguen siendo tierras baldías, en las que no se ha construido. El único modelo económico en el que el incremento de la producción depende exclusivamente de un incremento de la tierra disponible es uno estrictamente local. La cuestión de quien se beneficiaría de talar el bosque o de preservarlo, queda en manos de dos personas: el indio, y el constructor.

El gobierno lo sabe, lo cual es la razón de que vean esta protección como una cuestión de derechos humanos y no de economía.

Básicamente se alimenta de caza salvaje, que caza con su arco y sus flechas o con trampas basadas en agujeros con pinchos. Cultiva unas cuantas plantas alrededor de sus cabañas, incluyendo maíz y yuca, y a veces recolecta miel de las colmenas que las abejas sin aguijón construyen en los huecos de los troncos de los árboles. Algunas de las marcas que hace en los árboles sugieren a los expertos que mantiene una vida espiritual, lo que creen que le ayuda a sobrevivir a lo que es ser el último hombre en un mundo de uno.

¿Pero cuánto más podrá durar su aislamiento? Recibo actualizaciones de Facebook acerca de lo que desayuna la gente a medio mundo de distancia. Las corporaciones y los gobiernos empujan cada vez más hondo y más lejos en búsqueda de recursos aprovechables. ¿Cómo es posible que nadie haya sacado a este hombre de ahí aún? ¿Puede, en 2010, vivir alguien aislado del mundo?

Algunos brasileños creen que la rápida expansión de la tecnología protegerá su aislamiento, en vez de amenazarlo. Los agentes que han trabajado en el caso del indio solitario desde 1996 creen que cuanto más se expanda la historia del aislamiento de este hombre – algo que es más fácil que nunca ahora -, más seguro estará del tipo de redadas silenciosas y anónimas que ha diezmado a tantas y tantas tribus en el pasado. Tecnologías como Google Earth y otros programas de maleo pueden ayudar a marcar los límites de su territorio. En vez de enviar expediciones intrusivas en los territorios tribales para verificar la seguridad de los indios, el gobierno de Brasil ha anunciado que experimentará con aviones que lleven sensores de calor, para no causar disturbios a nivel de suelo.



La primera vez que oí acerca del indio fue hace más de cinco años, cuando era el corresponsal para el Washington Post en Sudamérica y estaba entrevistando a un hombre que lideraba al departamento federal responsable de proteger a las tribus aisladas del Amazonas. Mencionó al hombre de pasada, dándome un pequeño resumen del último intento de forzar el contacto con él – la expedición que acabó con un agente con una flecha en el pecho.

Dibujé una enorme estrella y tres símbolos de exclamación en el margen de mi cuaderno cuando cambió de tema. Estas señales – no te olvides de esto – no tenían ningún sentido, porque no podía parar de pensar en ese hombre solitario y todas las audaces expediciones que intentaron contactar con él.

Ahora, de lo que no me puedo olvidar es de algo diferente: el hombre solitario y las restricciones que se autoimponen los agentes que han elegido no repetir la historia.

La noticia original está aquí, y la traducción sacada de aquí.

1 comentario:

  1. Hey friend do you want to buy electronics at low price? Clich Here!!!

    Es broma Alex xDDDD

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